El té nunca había sido importante para mí. Este mundo se reducía al de manzanilla de Laggs para cuando me enfermaba del estómago. Con el tiempo conocí amigas, lugares, sabores, consistencias, colores que resignificaron el té y, al mismo tiempo, otros cosas de la vida que solía simplificar: salir de compras, usar accesorios, comer un postre, echar un trago… Ahora, conocer un buen lugar para tomar el té o hacer cualquier otra cosa y estar con mis amigas se volvió un asunto importante.
Esto es una Fiesta del té, donde te sientas con tus amigas a disfrutar una taza de Miss Bombay ;), mientras se comparten lugares para comer, comprar y divertirse; bajo la premisa de que «salir a pasear» no es ir a dar el rol a un centro comercial y comer en el food court.
¡Bienvenidos a mi mesa, llénate la taza!